It Follows es probablemente la cinta de terror más refrescante que he visto
en mucho tiempo. Redefine los cánones del género y no es tímida al
reforzar una visión particular. No es regalada, ni busca sustos baratos. No
coge por la salida fácil. No es un producto cualquiera, sino la manifestación
de una producción meticulosa, respetuosa del medio y que, además, te hace cagar
del susto.
Sobre todo para alguien como yo, que ya había perdido esperanzas en el género.
Recuerdo ser un cagado de niño. Todo me asustaba, incluso cosas que no debían de
asustar como Signs de M. Night Shyamalan o The Mummy con Brendan Fraser. Más
adelante y con más conocimiento de las cosas, el miedo fue reemplazado por
aburrimiento y las películas de terror perdieron sentido para mí. El miedo
dejo de ser razón para ver un filme de estos y poca de la motivación que sacaba
para verlos era, o por a) Ver los efectos especiales prácticos, en la época que
era entusiasta del Gore, o b) Concentrarme en los aspectos fantasiosos de la
historia (Como con Insidious).
David Robert Mitchell reconfigura la jugada del terror y de entre la muchas cosas
buenas que tengo que decir de It Follows, la principal es que da miedo, miedo
de verdad. O al menos, si te crees muy machote y toda la cosa, ansiedad
verdadera. Porque la película toma como base una idea que esta arraigada en
nuestra propia biología: el temor a ser perseguido, a ser depredado.
La historia concierne a una estudiante de universidad que después de tener
relaciones con un chico con el que ha salido recientemente, contrae una maldición
que consiste en que una entidad, que toma la forma aleatoria de cualquier
persona y solo es vista por ella, la persiga lenta y constantemente hasta que la
atrape y asesine brutalmente, a menos que ella decida tener relaciones con
alguien más y pasar la maldición.
A partir de esa premisa, el director construye una estructura estética poderosa,
en que no se dedica a seguir los lineamientos repetitivos del género. Mitchell
se decide por un trabajo de cámara más contemplativo. Edita con un ritmo más
lento. Espera que las imágenes provoquen un efecto en la audiencia. La parte
visual está hecha a partir de composiciones detallistas y extremadamente
meticulosas. Cada cuadro importa y cada cuadro aporta a la narración. Alcanza
una armonía entre fotografía y montaje, que, además de ser un manjar para los
ojos, invita a la reflexión del espectador. Porque una cosa si es cierta y es
que esta película se ve hermosa.
Hermosa y perturbadora, porque todas esas decisiones visuales trabajan para
el único propósito de crear tensión; fabricar una mitología a punta de imágenes
deliciosamente simples y aterradoras. Plantea un leitmotiv que introduce a la
audiencia a la historia y nos familiariza con lo que está pasando y por esto, es
fácil cogerle el hilo y es fácil relacionarse con los personajes. Sin trucos
baratos, sin Jumpscares. Es un cambio de perspectiva que nos hace cambiar
nuestra disposición a lo que creemos normal y nos lo hace aterrador.
No es secreto que para contar su historia, Mitchell homenajea ciertos
arquetipos propios del cine de terror de los años ochenta. En particular, esa
idea del grupo de jóvenes que tienen que enfrentarse a un ente sobrenatural,
sin ayuda de padres o la fuerza pública. A pesar de que esto venga a parecer un
simple gimmick, da pie para que el director le pudiera dar un tono temático a
la historia. Porque esos miedos representados en la cinta son reflejos de
nuestras propias ansiedades en la vida real y mucha más a esa edad. Muy bien se
podría tomar como una metáfora que concierne las enfermedades de transmisión sexual
y el cuestionamiento existencial de la inevitabilidad del tiempo, y por ende,
de la muerte… Un punto más para el directo por saber conciliar consistencia con
mera estética.
It Follows pasaría como una película perfecta de no ser por ciertos aspectados,
que a mi parecer, sacaban de la tan buena inmersión que causaba. Como por
ejemplo, las actuaciones. Maika Monroe es una actriz lo suficientemente carismática
como para sacar este tipo de papeles adelante. Su actuación en otra gran película,
The Guest, es similar a esta y creo que en ambas hacen un buen trabajo. Pero no
puedo decir lo mismo de sus co-estrellas, que en varias ocasiones se sentían planas,
perdidas y sin emociones. Se podría decir que esto era intencional, ya que
aquellas películas dirigidas por Wes Craven y Toby Hooper en los 70 y 80 no se
caracterizaban exactamente por actuaciones estelares. Pero esta cinta en cuestión
va más allá de un simple homenaje y creo que este problema interrumpía el tono
establecido.
A pesar de que soy un gran fanático del monstruo que Mitchell creó, siento
que dejo pasar una oportunidad para establecer la ambigüedad de la existencia
del villano. Creo que hubiera sido mucho más efectivo y perturbador, dejar a
los personajes y a nosotros como audiencia, la incógnita sobre la existencia de
ese ser. En el segundo acto queda establecido que la amenaza es tangible y le
quita cierto misterio y cierta reverencia, lo cual fue un poco decepcionante.
Personalmente, encuentro más terrorífico algo que no puedo explicar, ni tocar, ni
entender, que algo tangible que eventualmente me permita un campo para
entenderlo y defenderme de él.
«Diego, esos últimos dos párrafos están llenos de mierda. Tu estas lleno de
mierda y la película es perfecta» Pues… puede que sí. Tengo que aceptar que
esos son puntos bastante personales, pero de igual manera quiero dejar en claro
que no son suficientes para tumbar la cinta al piso. It Follows es un gran
logro, una película para seguir viendo con los años y para recomendarla a todo
el mundo. Es la primera vez que tengo pesadillas por un filme de terror en
mucho, mucho tiempo, y por eso no puedo estar más agradecido.
8/10
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