Una nueva película estrenada de Quentin Tarantino siempre
será un gran evento en el año, o por lo menos para mí lo es, ya que gracias él
fue que alguna vez me interese en este rollo loco del cine. Cabe enfatizar que cuando
entré al teatro estaba muy emocionado, era la segunda del director que veía en
salas de cine. Pero lo interesante de la cuestión fue cuando salí de la exhibición,
porque lo único que podría definir mi estado en ese momento era la expresión
“No lo vi venir”, y reafirmé lo que ya se sabe: Si Quentin quiere hacer una
película, la hace como le viene en gana.
Empezaré por decir que al principio me sentí desubicado,
¿Por qué? Porque no sentí la presencia del director de inmediato. Es habitual
que Quentin homenajeé otras obras que lo influenciaron, pero jamás lo hace sin
perder su huella. En cambio aquí su rastro se me perdió y me desconcertó más aún
que el ritmo empezara por ser mucho más rápido de lo habitual. No sentí a
Tarantino, la película me dio la misma impresión que me dio al ver The Hobbit
en el formato HFR, esa incomodidad que no le da naturalidad a lo que estás
viendo. No voy a mentir, llegué a pensar
que Quentin había sucumbido a lo que él siempre ha temido, la realización de un
filme genérico e inclusive mediocre. Pero eso fueron nada más las primeras
impresiones e inseguridades de un fanático, generadas nada más por 7 minutos de metraje y todavía
me faltaba mucho más por ver.
Parte de lo que me originó esta primera impresión fueron los
diálogos. Generalmente las películas de Quentin empiezan con una conversación o
por lo menos contienen conversaciones que son particularmente largas y
sustanciosas. Además de la típica
conversación, el dialogo en estas siempre tiende a ser ocurrente e inusual.
Simplemente no puedes dejar de recordar temas como porque “Like a Virgin” de
Madonna es sobre penes grandes, o si en Europa una “Big Mac” se llama “Royale With
Cheese”, marcas clásicas que puso Quentin en la cultura popular. Esta película
careció de estos diálogos y solo puedo recordar en particular una conversación que
tampoco fue tan rica como en filmes anteriores. Podría pensar que esto es algo negativo
sobre la película, pero más adelante pude entender el porqué.
Mientras avanzaba en la historia la primera cosa que
disfruté fueron las tremendas actuaciones. Obligatoriamente hay que mencionar a
Christoph Waltz, dada su candidatura a los premios de la academia, es merecida
por supuesto y me acuerdo que iba predispuesto porque había escuchado algunas
opiniones que manifestaban que Waltz repetía el papel que hizo en el anterior
filme de Tarantino, “Inglorious Basterds”, como el Coronel Hans Landa. Lo que
puedo afirmar después del ver la interpretación, es que lo único que el doctor
King Schultz y El Cazador de Judíos tienen en común es su nacionalidad. El caza
recompensas es totalmente diferente, con un aura paternal y compasiva, que
Waltz supo dar con gran carisma. Debo decir que fue mi personaje favorito y que
desde hace tiempo no me encariñaba tanto con uno.
A pesar de que Christoph Waltz hace una interpretación
maravillosa, creo que no es lo más interesante en el reparto. Lo que más
alumbra en el horizonte es el Calvin Candy de Leonardo Di Caprio. Cuesta creer
que durante el rodaje haya llegado hasta los puños con Quentin por desacuerdos
técnicos, porque el trabajo que entrega es fenomenal. La personificación del
pretencioso terrateniente que esconde su vacío ser. Aquí creo que la academia cerró
los ojos a propósito y no quiso ver un espectacular trabajo. Junto a Calvin
Candy tenemos el Stephen de un maravilloso Samuel L. Jackson, otro descuido de
la academia, la transformación es increíble y este actor demuestra sus grandes
dotes entregando lo máximo en el papel, un personaje que odias y amas al mismo
tiempo.
Al final creo que vale mencionar a Jamie Foxx como el protagónico
que da título a la película. Aparentemente pareciera la menos impresionante, pero
Foxx siendo talentoso como es (porque lo es), logra desenvolverse en la adultez
del personaje, pasando de un esclavo analfabeta a un vaquero sorpresivamente
inteligente y tenaz. No mucho material para la academia pero creo que ya quedo
claro que los criterios de esta son bastante irregulares.
Llegó un punto en que tuve una epifanía, ya casi al final
del segundo acto, me percaté de algo que me dejó fascinado, el porqué de mi desubicación
¡Esta es la primera vez que Quentin cuenta la historia épica del héroe y su
viaje (valga la redundancia) épico! Es la clásica historia del caballero y la
princesa que muchas veces hemos visto, pero de diferentes formas, y esta es la
versión de Tarantino. Es también la razón de mi no-resonancia,
ya que las historias del director tienden a tratar con temas sobre antihéroes y
personajes atrapados por sus circunstancias más que por el deseo propio de
lograr una meta. Y queda mucho más claro con la mención y obvia relación
al mito del Cantar de los Nibelungos. Pura narrativa clásica, aquí no hay saltos
ni elipses temporales, no nos movemos de adelante para atrás en una espiral
confusa. Esto es una línea recta hasta al final y que, por
trivial que parezca, es bastante interesante ver lo que hace Quentin con ello.
Ya después de darme cuenta de esto me sentí más tranquilo y
todo encajo en mi cabeza, ya sabía a lo que el director apuntaba. Y entonces
también pude apreciar las marcas clásicas “Tarantinas” que se movían en este
nuevo ambiente. Una de ellas era la combinación de géneros tan habitual, que de
hecho hacen de este Western el menos western de toda la filmografía de Quentin.
Encontramos guiños hacia las viejas películas de artes marciales (el conocido
gusto por los filmes protagonizados por Bruce Lee), al igual que escenarios al
estilo clásico de acción como Die Hard.
Una particularidad es el tipo de comedia que es extraña en
Tarantino, me refiero a que el uso de la ironía siempre tiende a hacer de un
tono negro, pero aquí no. La comedia es más dado a lo inofensivo y es más
situacional. Es una comedia que genera risas más inocentes que maliciosas. El
filme tiene su buena cantidad de momentos así. Es extraño, sí, pero no es malo y
como otros tantos aspectos (de los cuales ya mencioné algunos), es adecuado
para la forma de narración. No diría que es como un sitcom pero por ahí va la
cosa.
Mientras me deleitaba en mi nueva comodidad, caí en la
cuenta de algo que me hizo avergonzar de mi ignorancia. No sé si fue porque
había visto anteriormente otra película relacionada con la esclavitud en Estados Unidos, pero el gran holocausto que hubo durante este tiempo con toda una raza
no pudo estar más claro en mi caso. Y parece mentira pero uno decide ignorarlo y
centrar sus pensamientos en cosas más vistosas y más presentes en los medios,
como por ejemplo la segunda guerra mundial. La sangrienta historia de estados
Unidos y de sus terratenientes no tiene nada que envidiarle al Holocausto provocado
por los Nazis.
Parece también mentira que esto me haya llegado con una
película que tampoco buscaba ser tan seria con el tema, pero fue a través de la
violencia que es tan común en un filme de Tarantino, que lo pude dimensionar.
La violencia aquí no es realista y de hecho está más al servicio del
espectáculo que de provocar alguna reflexión. No obstante, no pude dejar de
pensar que probablemente la esclavitud pudo ser mucho más cruel y detestable
que como es mostrada en el filme.
Django Unchained tengo que afirmar, es una gran critica a
esta historia deshumana. Dentro de su espectáculo afirma el empoderamiento de
una minoría que es capaz de alzarse contra adversidades raciales. Incluso hasta
somos testigos de cómo el director se burla abiertamente del racismo y sus
organizaciones como lo fue el KKK. Realmente presenta un respeto debido.
Este es un filme único en la filmografía de Quentin y con la
única otra película que la podía comparar sería con Kill Bill. Las relaciono porque
el apartado visual me recordó mucho al de esta. En todo lo demás, es nuevo por
lo menos para su estilo.
Al final si pude apreciar su huella (sobre todo el tercer
acto que es puro Tarantino), pero rodeada de ese insólito trato a la narración,
esto lo veo como una consecuencia de la madures del director. El filme es
irregular en partes, sí, pero la inconsistencia es por querer llegar a más y
salir de esa degenerante zona de confort, que acaba con muchos otros artistas.
Me atrevo a decir que esta película marcará un antes y un después en la
filmografía de Quentin Tarantino.
Puntaje: 4.5 Dientes en Resortes de 5 (Con ganas de bañarse en betún y salir corriendo por la calle creyéndose la pistola más rápida del sur)
Creo que el nombre del caballo con el apellido del dentista era el nombre del personaje de Waltz en Inglorius Bastards, ademas estoy de acuerdo que Waltz en esta entrega no fue muy bien, personalmente senti que era el mismo personaje de la otra pelicula de Tarantino con el.... Como tambien vi que habia detalles en el guion que le costaria no ganarse el oscar teniendo un contrincante fuerte para mi como Michael Haneke
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