Lo interesante de las películas que
están basadas en acontecimientos de la vida real es que también adoptan un
carácter informativo. Uno entra al cine, no solo para entretenerse con
una buena historia sino para informarse sobre un evento histórico. Una clase de
historia por mucho más fácil de recibir, que en cualquier aula de universidad.
Pero obviamente esto no es confiable ya que en un filme siempre habrá esa
atmósfera de ficción provocada por el punto de vista del autor (en este caso el cineasta).
Lincoln pareciera que fuese de este tipo de
películas en las cuales uno entra a aprender y con lo que en verdad nos encontramos es con el relato de un hombre común y corriente, en una posición
de poder cambiar las cosas aun rumbo mejor. Lo que el presidente logró no deja
de ser interesante (y cómo lo logró), pero aquí nos enfocamos en su viaje
personal como hombre, como padre, como esposo y como líder de una nación en un
momento decisivo en la historia del país del norte (¡CANADA!... no).
Lincoln es dirigida por Steven Spielberg, que
llevaba empujando su producción desde hace más de 10 años. Cuenta la
historia del famoso Abraham Lincoln (¡duh!), no la historia de su vida sino más
bien solo la parte que de hecho lo hizo tan reconocido. Junto a
su gabinete presidencial, se sumergió en los laberintos tan turbulentos de la
política para conseguir aliados y ganar fuerzas contra opositores, para hacer
pasar la treceava enmienda que abolía la esclavitud en su país. Todo esto
mientras tenía que lidiar con las negociaciones de paz con el sur, el deseo de
su hijo por alistarse en el ejército y la inestabilidad emocional de su esposa.
Spielberg adopta una visión bastante
estática que no resonaba conmigo al principio ya que usualmente sus
películas son más vibrantes y dinámicas. Al avanzar la historia entendí
que era necesario dada la naturaleza del guion y de la información de cual este
salía. Por eso, prefiriendo una fotografía sin mucho adorno (pero
perfectamente ejecutada) se facilita enfocarnos más en los diálogos y se
agradece ya que este es un filme exigente. La información abunda como
peces en el mar, es mucha, por lo cual lo mantiene a uno con el oído atento
casi hasta el extremo de llegar a leer labios. La razón de esta exigencia hacia
el espectador probablemente viene de la idea de dar veracidad al asunto y no
volver esto una extravagancia cargada de acción (dígase Abraham Lincoln:
Vampire Hunter).
El gran espectáculo aquí es el señor Daniel
Day-Lewis, (monstruo de la actuación) conocido por su método de no salirse
de personaje durante los rodajes. El tipo evidencia su talento con una
naturalidad impecable. Personalmente creo que el presidente, en verdad, se veía
así como lo interpreto Day-Lewis. Su encorvada postura, su letárgico
actuar y su voz suave pero firme, son cosas que uno relaciona al personaje
fácilmente. Pero además de la impresionante imitación, la actuación de
Day-Lewis no se detiene ahí sino que es capaz de ofrecernos un retrato bastante
emocional. No es un cartón, es una persona.
Además del señor Day-Lewis, resaltan las
actuaciones de Tommy Lee Jones como Thadeus Stevens quien hace tiempo no
entregaba una actuación tan vibrante y llena de personalidad, y de Sally Field
quien proporcionó profundidad a la figura de la esposa del
presidente Mary Todd Lincoln.
El filme fue una experiencia
en general buena, pero tengo que admitir que no pude seguir toda la historia
con la suavidad que hubiera querido. No porque no pudiera mantenerme ante la
exigencia de la película, sino porque no me encontraba familiarizado con la
historia de la guerra de secesión. Al llegar a mi casa tuve que sumergirme en
Wikipedia para aclarar ideas y entender todo. Aquí es donde siento que el
filme le falto. No tiene clemencia con la ignorancia sobre tal conflicto y no se
molesta en explicar ciertos personajes y eventos previos (como la proclamación
de emancipación y la forma el que el presidente se apoyo en esta).
Sinceramente, pienso que no está mal que una cinta te haga querer
investigar más sobre un tema, pero si vas a investigar nada más para
poder entender lo que acabas de ver, creo que no deja una buena impresión. De
por sí, esto es una queja mínima y me imagino que algunos de ustedes
no sintieron necesaria tanta explicación (algunos dirán que me falta a mí, saber más).
Al final la historia, como bien dije, no es sobre el evento sino más bien
sobre el hombre, y en esto el filme gana por montones.
Puntaje: 4 Sombreros de Copa de 5
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