domingo, 10 de febrero de 2013

Lincoln: La persona, no el personaje



Lo  interesante de las películas que están basadas en acontecimientos de la vida real es que también adoptan un carácter informativo. Uno entra al cine, no solo para entretenerse con una buena historia sino para informarse sobre un evento histórico. Una clase de historia por mucho más fácil de recibir, que en cualquier aula de universidad. Pero obviamente esto no es confiable ya que en un filme siempre habrá esa atmósfera de ficción provocada por el punto de vista del autor (en este caso el cineasta).

Lincoln pareciera que fuese de este tipo de películas en las cuales uno entra a aprender y con lo que en verdad nos encontramos es con el relato de un hombre común y corriente, en una posición de poder cambiar las cosas aun rumbo mejor. Lo que el presidente logró no deja de ser interesante (y cómo lo logró), pero aquí nos enfocamos en su viaje personal como hombre, como padre, como esposo y como líder de una nación en un momento decisivo en la historia del país del norte (¡CANADA!... no).

Lincoln es dirigida por Steven Spielberg, que llevaba empujando su producción desde hace más de 10 años. Cuenta la historia del famoso Abraham Lincoln (¡duh!), no la historia de su vida sino más bien solo la parte que de hecho lo hizo tan reconocido. Junto a su gabinete presidencial, se sumergió en los laberintos tan turbulentos de la política para conseguir aliados y ganar fuerzas contra opositores, para hacer pasar la treceava enmienda que abolía la esclavitud en su país. Todo esto mientras tenía que lidiar con las negociaciones de paz con el sur, el deseo de su hijo por alistarse en el ejército y la inestabilidad emocional de su esposa.


Spielberg adopta una visión bastante estática que no resonaba conmigo al principio ya que usualmente sus películas son más vibrantes y dinámicas. Al avanzar la historia entendí que era necesario dada la naturaleza del guion y de la información de cual este salía. Por eso, prefiriendo una fotografía sin mucho adorno (pero perfectamente ejecutada) se facilita enfocarnos más en los diálogos y se agradece ya que este es un filme exigente. La información abunda como peces en el mar, es mucha, por lo cual lo mantiene a uno con el oído atento casi hasta el extremo de llegar a leer labios. La razón de esta exigencia hacia el espectador probablemente viene de la idea de dar veracidad al asunto y no volver esto una extravagancia cargada de acción (dígase Abraham Lincoln: Vampire Hunter).

El gran espectáculo aquí es el señor Daniel Day-Lewis, (monstruo de la actuación) conocido por su método de no salirse de personaje durante los rodajes. El tipo evidencia su talento con una naturalidad impecable. Personalmente creo que el presidente, en verdad, se veía así como lo interpreto Day-Lewis. Su encorvada postura, su letárgico actuar y su voz suave pero firme, son cosas que uno relaciona al personaje fácilmente. Pero además de la impresionante imitación, la actuación de Day-Lewis no se detiene ahí sino que es capaz de ofrecernos un retrato bastante emocional. No es un cartón, es una persona.

Además del señor Day-Lewis, resaltan las actuaciones de Tommy Lee Jones como Thadeus Stevens quien hace tiempo no entregaba una actuación tan vibrante y llena de personalidad, y de Sally Field quien proporcionó  profundidad a la figura de la esposa del presidente Mary Todd Lincoln.


El filme fue una experiencia en general buena, pero tengo que admitir que no pude seguir toda la historia con la suavidad que hubiera querido. No porque no pudiera mantenerme ante la exigencia de la película, sino porque no me encontraba familiarizado con la historia de la guerra de secesión. Al llegar a mi casa tuve que sumergirme en Wikipedia para aclarar ideas y entender todo. Aquí es donde siento que el filme le falto. No tiene clemencia con la ignorancia sobre tal conflicto y no se molesta en explicar ciertos personajes y eventos previos (como la proclamación de emancipación y la forma el que el presidente se apoyo en esta). Sinceramente, pienso que no está mal que una cinta te haga querer investigar más sobre un tema, pero si vas a investigar nada más para poder entender lo que acabas de ver, creo que no deja una buena impresión. De por sí, esto es una queja mínima y me imagino que algunos de ustedes no sintieron necesaria tanta explicación (algunos dirán que me falta a mí, saber más). Al final la historia, como bien dije, no es sobre el evento sino más bien sobre el hombre, y en esto el filme gana por montones.

Puntaje: 4 Sombreros de Copa de 5


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