miércoles, 1 de julio de 2015

Les Amours Imaginaires de Xavier Dolan


El año pasado, el nombre del director quebequense, Xavier Dolan, hizo ruido en el mundo del cine cuando estrenó Mommy, película que compitió en varios festivales del mundo y fue laureada por la crítica. Tan solo este año fue estrenada en Colombia, durando estrictamente una semana en cartelera. Semana que aproveché la tan rara oportunidad que se da en el mercado nacional y corrí a verla. Ya había visto el trabajo anterior de Dolan, Tom à la ferme, el cual fue una experiencia bastante intensa que me dejo intrigado por el director, de la mejor manera posible.

Pues la cuestión es que el tipo es bueno. Muy bueno. No por nada su nombre ha ganado tanta notoriedad con cada filme que estrena, e impresiona más a la gente por lograr todo esto a su corta edad. Mommy fue genial: Un estudio de personajes maduro y cautivador, y es una lástima que cualquier entusiasta del cine se la haya perdido.

En esta ocasión quisiera hablar de la única película de él que se encuentra en Netflix ahora mismo (para que les quede fácil y la vean, sin apoyar lo indebido). Porque Les Amours Imaginaires, la segunda en la filmografía de Dolan, encasilla los aspectos que hacen tan disfrutable y fresco el cine de este señor.


La trama trata sobre dos amigos, Francis y Marie, quienes se enamoran del mismo sujeto: Nico, un ególatra rubio, intelectual liberal y calienta huevos de primera. La historia desarrolla la relación de Nico con nuestros protagonistas y explora como los sentimiento producto del deseo pueden deteriorar una amistad.

A simple vista la cosa suena simple. Tal vez, para las personas que todavía no viven en el siglo XXI, encontraran inusual ver a un personaje como Francis, que es abiertamente homosexual, pero si analizamos la premisa como tal, pareciera que estuviéramos frente a cualquiera de las tantas comedias románticas que Hollywood estrena cada año. Nada nuevo.

Pero antes que todo, hay que decir que el tema de la homosexualidad no es tomado superficialmente por Dolan. Siendo él mismo gay, gran parte de su cine trata retratar a la comunidad LGTBI por lo que son: Personas. No forma una caricatura del homosexual que vemos hoy, en día en medios que hacen un intento perezoso de ser políticamente correctos. Estos son personajes con problemas y sentimientos reales, o por lo menos, tan reales como Dolan los puedes escribir y hacer sentir por medio de la cámara.


De eso se trata su cine. De personas. Les Amours toma una situación que en manos de cineastas de visión corta no llega a ser más que una comedia mediocre, pero Dolan va más allá y decide hacer sus personajes y sus luchas internas, la parte central de la historia. No hay situaciones gratuitamente graciosas, ni líneas de diálogos ingeniosas que no aportan al conjunto. Drama real y crudo.

Con esto no estoy diciendo que la película no tenga humor. Tiene toneladas de este, pero no proviene de chistes flojos o forzados, sino de evidenciar el absurdo como característica principal de este tipo de situaciones. De cómo cambiamos nuestra manera de ser ante el deseo.

Y aun así, con todas estas características, el filme no es novedoso en cuanto a historia se refiere. Lo que evita que Les Amours se vuelva una más del montón es la aplicación de la firma visual de Dolan, quien no se limita a solo mostrar la acción por la que transcurren sus personajes, sino que trabaja la estética del filme de manera conceptual, sugiriendo emociones y cambiando perspectivas de situaciones. Dolan hace cine de verdad al descomponer la realidad y reformarla de manera particular frente a la cámara, en busca de generar una experiencia para el espectador.


Cuando la estética está a la servidumbre de la temática de un filme, creo yo, siempre tendremos un ganador. Esto enriquece la experiencia de manera superficial y profunda al mismo tiempo. El uso de la cámara lenta, el diseño de producción riguroso y específico inspirado en la moda y el uso de una paleta de colores de contrastes fuertes, son tan solo unos de los pocos recursos que Dolan utiliza a su disposición para entrar a la psiquis de sus personajes. Para entender sus experiencias y permitirnos relacionarnos con ellos, comprenderlos.

La filmografía del director emociona, como la de cualquier buen cineasta, y me deja a la espera de sus futuros proyectos. Mientras tanto denle una oportunidad a Les Amours Imaginaires o cualquiera de sus títulos, que si no les gusta, por lo menos alguna buena impresión debe dejarles.

8/10

La música es espectacular

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