Con mucha fuerza llegó el cuarto álbum de estudio de Arcade Fire, Reflektor, que ya ha sido llamado el proyecto más ambicioso de la banda. Anuncios como que James Murphy sería uno de los productores del disco ayudó al que hype se creciera por los cielos, pero es que con Arcade Fire no se puede esperar menos, siendo una banda clave en la escena más comercial del Indie Rock.
Ahora ¿Fue el gran evento de la música en el año? No a tal punto, pero si es uno de ellos, y bien que los diferentes críticos especializados ha concordado que este es el mejor álbum de Arcade Fire hasta la fecha. Reflektor logra mantener con maestría la esencia de la banda, siguiendo con los temas usuales de sus letras como la soledad, las relaciones y las falsas concepciones sociales. También siguen con su conocida complejidad instrumental en donde abarca sonidos únicos y apropiados para seguir las voces de Win Butler y Régine Chassagne, pero todo esto endulzado por una hermosa atmósfera caribeña influenciada por lo viajes de la banda a la tierra natal de Chassagne, Haití. Tambores y trompetas son utilizadas para hacer de este disco un festejo, y es aquí donde entra el señor Murphy quien imprime su sentido del ritmo que trasciende a cada una de las canciones de Reflektor. Si no me creen, pongan a sonar el álbum y se verán a sí mismos bailando en cuestión de segundos.
Es gratificante ver que la banda ya va por su cuarto álbum y no se les siente el cansancio (si es que lo tienen). Hace reflexionar a uno sobre la capacidad de un verdadero artista para mantenerse en una línea de innovación. ¿Qué les parece el nuevo álbum? ¿Es la gran maravilla de este año?
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