jueves, 14 de enero de 2016

La importancia de Spotlight (En Primera Plana)


Si vemos a Spotlight desde una perspectiva menos inmediata nos daremos cuenta que el filme es un testamento del cambio cultural que la humanidad ha tenido en las últimas décadas. En los tiempos en que otra gran película sobre periodismo fue estrenada, All The Presidents Men, el abordaje de temas que involucraran una Iglesia Católica no tan santa era mucho más problemático, casi tabú. A pesar de que la revolución sexual acababa de empezar y entraba en su apogeo, la influencia católica todavía era bastante fuerte y en muchas partes del mundo seguía siendo líder de la moralidad colectiva.

Con el tiempo, eso fue cambiando. La iglesia todavía tiene mucha influencia en mundo moderno, pero ya no es lo que alguna vez fue. El escepticismo ha sido una cualidad que ha crecido lentamente dentro de ciertos países occidentales y la religión competidora, el islam, le ha quitado el puesto número uno en lo que a cantidad de adeptos respecta. Tratar a la institución de tú a tú ya no es imposible y esta misma ha experimentado varias reformas de enfoque cultural, representadas por el actual papado. Los tiempos no son los mismos.


Y no lo son justamente porque diferentes motores de cambio cultural fueron encendidos a lo largo de la historia. Uno de ellos es el que relata Spotlight: la historia de un grupo de periodistas que revelaron el deplorable caso de curas pederastas en Boston, una ciudad tremendamente católica. Si bien, el grupo de Spotlight no fue el primero en tener contacto con estos casos, ni mucho menos los primeros en hacerlos públicos, queda claro que su reportaje marcó un momento decisivo para la percepción pública de la iglesia, dado la escala de este.

Pero rebelarse contra instituciones ancestrales no es lo único que el filme refleja en cuanto evolución cultural. La película en si no es muy coyuntural, pues la historia planteada ya había sucedido hace más de quince años. Es en la forma cinematográfica de Spotlight en donde encontramos esta evolución. Pasando por los obvios tratamientos de temas como la homosexualidad y diversidad cultural, donde el filme exhibe una obvia influencia progresista, encontramos que la visión de Tom McCarthy transciende la tradición narrativa del cine estadounidense.

El trazado de la historia es construido a partir de relatos procesales clásicos, sin embargo, McCarthy es cuidadoso al mantener un enfoque particular. De manera casi documentalista, el ojo del director, y por ende el de la audiencia, está puesto en los hechos, no en los héroes. Porque Spotlight no se trata de héroes, o de personas excepcionales. Se trata de periodistas haciendo su trabajo y vuelve al periodismo en sí, el verdadero protagonista de la película.


El director reconoce que no es necesario utilizar personajes como envases emocionales para los espectadores. McCarthy entiende que la audiencia es capaz de tener empatía sin necesidad de reflejarse en un héroe clásico. Aunque el trabajo periodístico como las entrevistas, investigaciones, y organización de información, no sean del interés total del público, este apreciara la ejecución de estas tareas porque sabe para que se realizan. Así como los periodistas en la película, la audiencia quiere enterarse, quiere indagar, desafiar a amigos y figuras públicas para encontrar la verdad. La audiencia, por un momento y gracias a la magia del cine, se vuelve periodista.

El hecho de que la película tenga el éxito que está teniendo es la última pieza que prueba mi punto. Puede que a nivel técnico no encontremos nada nuevo aquí, pero el filme es prueba viviente de que el público está cambiando poco a poco. Es prueba de que existe una demanda por historias de calidad y narraciones inteligentes. Es prueba de que la audiencia quiere y es capaz de entender buen cine.

8/10

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