lunes, 12 de junio de 2017

American Gods, Neil Gaiman - El Libro


La prosa de Gaiman es contraproducente para el tipo de ficción que escribe y estoy totalmente consciente de que mi opinión es impopular. No sé si es cosa mía, pero para una trama que involucra una guerra secreta entre dioses antiguos y los nuevos dioses, la narración tiende a empantanarse y pierde velocidad al concentrarse en un montón de detalles que supuestamente están ahí para crear atmósfera, pero que simplemente no son necesarios o que son aburridos.

Con casi todas las obras de Gaiman he tenido una experiencia similar, en la que el lenguaje no transmite la intensidad o espacio emocional necesario para cada momento, lo cual tiende a ser monótono e hizo mi lectura de American Gods demasiado lenta.

Interesantemente, mientras Gaiman describe lugares y escenarios extensamente, llena de analogías extrañas, deja bastante a la imaginación a la hora de presentar sus personajes. Una que otra característica es descrita como para identificar quién es quién y a veces eso es todo lo que nos da. Constantemente es necesario adivinar cuál era el estado emocional en que los personajes se encontraban y en ciertas ocasiones, era simplemente imposible por la falta de información.

Esto hace de la caracterización bastante simple y dificulta la relación con los protagonistas, por lo que ciertas escenas claves perdían fuerza por el simple hecho de una falta de empatía por los personajes.

Sin embargo, la densidad de la novela, que aunque frustrante no es impenetrable, sirve un propósito mayor a la hora de contar la historia que cuenta. 

En vez de ir por una prosa simple y al punto como cualquier fantasía de aeropuerto, Gaiman apuesta por referenciar constantemente la naturaleza surreal de la historia. Las descripciones suelen tornarse abstractas dado que las situaciones presentadas tienden a ser de índole onírica. Sueños, pesadillas, mundos paralelos y magia no son percibidos como eventos normales dentro del universo, por lo menos no desde la perspectiva del protagonista, e intencionalmente el lector es dejado sin resolución a la hora de buscar la lógica del mundo que le es presentado.

Siendo esto una historia que no sólo trata con seres mitológicos, sino también con las raíces de las diferentes creencias y interpretaciones de la fe, encuentro preciso lo que Gaiman hace al aludir la experiencia compleja y, muchas veces sin lógica, que puede ser el culto religioso. Las ideas que la humanidad tiene sobre sus dioses y sus diferentes interpretaciones nunca son cohesivas, siendo más bien un conglomerado de interpretaciones vagamente similares. Por lo menos para mí, no creo qué hay mejor manera de contar este tipo de historias.

Entendiendo esto, el valor de la obra se incrementa al millón y a pesar de que no sea una lectura para pasar el tiempo en la fila del banco, definitivamente creo que es precisamente porque no es una lectura pasar el tiempo en la fila de un banco.

Todavía encuentro frustrante el hecho de que hasta cierto punto, la trama no da para más y el lenguaje es usado para tapar esto. Caracterización débil de protagonistas, antagonistas y un twist que no fue tan inesperado. Pero más que en los hechos, lo valioso se encuentra en la narración y en la forma en que esta desafía al lector a encontrar concordancia donde probablemente no la hay, produciendo que cada quien tenga una experiencia diferente.

Gaiman hace gala de su conocimiento sobre mitologías poco conocidas y la forma en que las introduce en la trama es casi un ejercicio de historia académica. El autor le pide prestado estos personajes a tantas diferentes culturas del mundo, les da su propio giro y aún así logra ser respetuoso con la esencia de estos.

American Gods es una obra que busca sentido en el valor que le damos a nuestra identidad y la constante evolución y pérdida de valor de esta.

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