domingo, 24 de febrero de 2013

El dolor y la tragedia "Amour"



Pareciera que el amor y la tragedia fueran hermanas de diferentes padres, donde la primera se presenta y la segunda siempre es temida a su venida. Esto no es raro porque en nuestra condición humana, el amor es algo que anhelamos e idealizamos y por ende nuestra creencia en el es frágil, siempre a la espera de que algo pase para arrebatárnoslo. Al no estar preparados, al no entender que ni siquiera nuestras propias vidas duraran más que cualquier amor, es inevitable que el sufrimiento se haga presente.

Michael Haneke me ha parecido un cineasta que siempre tiene una apuesta incomoda al espectador, que impone su visión artística ante cualquier capricho que pueda tener un público y esto lo vuelve un director al que siempre se le tendrá una impresión irregular. Aún así, por el solo hecho de querer plantarse y tener la valentía para expresar su visión y su opinión, lo hace un artista valioso y automáticamente interesante.

En su nueva película Haneke presenta de la manera más sincera y simple posible, un análisis de lo que significa el amor humano, el verdadero cariño y la compasión que se puede tener por un ser especial, pero siempre teniendo en cuenta su inusual visión de las cosas.


“Amour” es la historia de un matrimonio anciano, interpretados magistralmente por los actores franceses Jean-Louis Trintignan y Emmanuelle Riva, dándole vida a George y Anne Laurent. Ambos son profesores de música ya retirados, que mantienen una vida llena de tranquilidad. En determinado momento de la historia, dentro de una gran escena, Anne padece de un lapsus de parálisis, lo que marca el comienzo de su tragedia. Más tarde nos enteramos que la esposa ha sufrido un accidente cerebro vascular y la mitad derecha de su cuerpo queda paralizada.

A partir de ese punto la película se dedica a narrar con simpleza y letargo la decadencia del matrimonio y la lucha de George por mantenerse estable para cuidar de su amada esposa. El director opta por una fotografía extremadamente estática, como es a su gusto, y mantiene todo en una atmósfera de tensión, que no es acumulativa sino más bien permanente durante toda la trama. El acercamiento a la historia no pudo ser mejor, comparado con filmes previos de Haneke, ya que aquí no era necesario ningún adorno, ninguna vuelta de cámara, ningún efecto visual deslumbrante, aquí lo que importaba era la humanidad del relato, lo único que necesitábamos de esta historia eran a sus protagonistas para presenciarlos en su tragedia y nada más. Aquí la simpleza le otorgó un sabio ritmo y le dio un significado global a toda la obra.

Eva es la hija de George y Anne, está vive fuera del país, pero llega a Francia a razón de la noticia de la enfermedad de su madre y al presentarse, es la que más insiste para la asistencia de un asilo. Este personaje se vuelve la conexión con el mundo exterior para George, quien está sumido en su propia prueba de consciencia. Él tiene muy claro lo que hace y mantiene todas su fuerzas para poder seguir con su ardua tarea, sin prestar la más mínima atención a los demás, pero su hija representa todo eso a lo que él no quiere dar a torcer, a lo que no quiere dejar ir y no perder el poco control que tiene de su vida.


Avanzamos y somos testigos de otra apoplejía, que deja a Anne sumamente maltrecha y que la deteriora a un estado casi vegetal. George sigue en su camino, sufriendo por Anne y por él mismo, hasta que llegamos a un final que deja un terrible sentimiento de desolación. Haneke no tiene clemencia con el espectador, recurriendo al habitual efecto de distanciamiento que tanto le gusta aplicar en sus películas. Como dije, tal vez en las anteriores no fue muy exitoso, pero aquí fue casi perfecto y nos deja con un final abierto para decidir si reflexionar o no sobre este.

En conclusión, “Amour” trata con temas en extremo duros, analizando hasta que puntos, el sentimiento que le da título a la película puede llegar. Nunca será algo que se le desee a alguien, el dolor por un amado afligido puede llegar a ser incluso más grande que el del sufrido mismo ¿Qué hacer mientras tu ser querido sufre? ¿Hasta qué punto tu amor puede ser egoísta, en el dado caso que tengas la oportunidad de aliviar sus sufrimiento? Las respuestas solo las tendremos cuando pasemos por algo así, pero mientras tanto, esperemos no que sea así.

Puntaje: 4 palomas de 5 (La manito tapa boca)

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