martes, 3 de febrero de 2015

Especial de Truman Capote (Parte I de III): A Sangre Fría, la novela


El libro


En 1966 el mundo tuvo en sus manos uno de los libros que revolucionaria la literatura norteamericana para los años que vendrían. In Cold Blood, A Sangre Fría, fue el libro que estableció a Truman Capote como uno de los grandes, uno de los duros de la literatura en su propio país. Significó el punto cumbre de su carrera y al mismo tiempo su final, ya que Capote no volvería a escribir otra novela y se dedicaría a formar su polémica imagen pública.

Con la publicación del libro, se vino también el surgimiento de un género literario nuevo, bautizado por el autor de la novela como «Non-fiction» que escabrosamente traduce a «No ficción». El novelar hechos de la vida real fue un referente no solo para la literatura en general, sino incluso para el periodismo y hoy en día, tal oficio sigue siendo inmensamente influenciado por el trabajo de Capote. Cabe aclarar que existe un debate sobre la «creación» de tal género, ya que en 1957, el argentino Roberto Walsh publicó una obra con un estilo similar llamada Operación Mascare. De una u otra forma, la literatura había sido cambiada para siempre, y otros autores como Tom Wolfe y Guy Talese, extendieron el estilo para formar lo que hoy en día se conoce como el «Nuevo Periodismo».

La familia Clutter

La novela de Capote relata un crimen perturbador en el que la familia Clutter (Padre, madre, hijo e hija) son asesinados dentro de su propia casa en un condado de Kansas. La historia sigue a los asesinos, Perry Smith y Dick Hickock, desde su concepción del crimen hasta su posterior captura y ejecución. Capote despliega la gran investigación que le tomo 6 años para poder terminar el libro y crea los retratos de estos personajes al punto de ser casi tangibles.

A pesar de que la naturaleza de la historia sea casi lineal, es ahí cuando el género de la no ficción entra en juego. La narrativa se parte, se endulza para formar un efecto emocional, y escoge bien que pedazos de información nos deja saber, para formar un entramado con desenlace contundente. Somos testigos de, no solo los crímenes que aquí ocurren, sino su consecuencias a su alrededor. Como el pequeño pueblo de Holcomb es agobiado como un punto de foco para la prensa de un país tan grande como E.U. Como sus habitantes ceden a la presión por el miedo de que algo así vuelva a suceder, de que ya no están tan seguros como creían. Como el trabajo policial se puede volver tan obsesivo y personal.

La información que Capote es capaz de condensar y enseñar a sus lectores de una manera tan atractiva es lo que permite el reconocimiento del libro. Sobre todo, teniendo en cuenta que es un caso de la vida real. La escritura del autor humaniza a los personajes, incluyendo a los criminales y permite adoptar una pluralidad de sentimientos hacia estos. Los asesinos son el centro de atención y Capote intenta darles valor como persona. Vemos como Perry y Dick mantienen su humanidad a pesar de que básicamente, el estado los haya expropiado de ella. Sobre todo Perry, quien su sensibilidad e inteligencia parecía ser objeto de la fascinación de Capote.

Perry Smith y Dick Hickock

Es sobrecogedor terminar una novelización de un hecho tan atroz. El que nos presenta una historia de esta manera nos permite acercarnos más a los hechos, que de otra manera, habríamos pasado por alto. El primer contacto que Capote tuvo con este caso fue por un pequeño bloque de texto en el New York Times de tan solo 300 palabras:

Un agricultor de trigo rico, su esposa y sus dos hijos pequeños fueron encontrados muertos a tiros hoy en su casa. Habían sido asesinados por disparos de escopeta a corta distancia después de ser atado y amordazado. El padre, de 48 años de edad, Herbert W. Clutter, se encontró en el sótano con su hijo, Kenyon, 15. Su esposa Bonnie, de 45 años, y una hija, Nancy, de 16, estaban en sus camas. No había señales de lucha y nada había sido robado. Las líneas telefónicas se habían cortado. "Este parece ser el caso de un asesino psicópata", dijo el alguacil Earl Robinson. Clutter fue fundador de la Asociación de Productores de Trigo de Kansas. En 1954, el presidente Eisenhower lo nombró para la Administración de Crédito Agrícola, pero él nunca vivió en Washington. El consejo representa a los distritos de crédito agrícola los doce en el país. Clutter sirvió a partir de diciembre de 1953 hasta abril de 1957. Se negó un nuevo nombramiento. Él era también un miembro local de Estabilización de Precios de la Junta Directiva del Departamento de Agricultura y participó activamente con la Asociación de Productores de Trigo Great Plains. La finca Clutter y el rancho cubren casi 1.000 acres [22] en una de las zonas más ricas de trigo. Clutter, su esposa e hija estaban vestidos en pijama. El muchacho llevaba pantalones vaqueros y una camiseta. Los cuerpos fueron descubiertos por dos de sus compañeros de clase de Nancy, Susan Kidwell y Nancy Ewalt. Sheriff Robinson dijo que la última comunicación informaron con el señor Clutter tuvo lugar ayer por la noche alrededor de las 9:30 de la tarde, cuando la víctima llamó a Gerald Van Vleet, su socio de negocios, que vive cerca. El Sr. Van Vleet dijo que la conversación se había tratado a la granja y rancho. Dos hijas estaban lejos. Son Beverly, un estudiante de la Universidad de Kansas, y la señora Donald G. Jarchow de Mount Carroll, Illinois.

Pensar que un artículo tan impersonal pudiera ser la génesis de una historia tan íntima nos deja ver la importancia de tal obra. Nos permite conectarnos con el lado más humano de las historias que más nos desentendemos y más deshumanizamos.

Fabricaciones y polémicas


Un libro tan grande nunca queda exento de polémicas y declaraciones que tiendan a cuestionarlo. Especialmente cuando la premisa de este consiste en el relato de una historia de la vida real. Capote afirmaba de forma vehemente la veracidad del libro y de cómo era «cien por ciento verdadero».

Varias personas salieron al público cuestionando la veracidad. Periodistas como Phillip K. Tompkins, que realizó su propia investigación sobre el caso y descubrió que ciertos eventos narrados por Capote no ocurrieron de tal manera o no ocurrieron de ninguna forma. Aunque reconoció el libro como una obra de arte, si reflexionó sobre la veracidad de los eventos  de cómo estos pueden llegar a herir su reputación con sus lectores.

Muchos otros salieron a la luz para señalar más incongruencias, incluso personajes que aparecen en libro. La reputación de Truman Capote nunca se vio herida, sino más bien, se agregó al gran enmarañado que era su imagen pública. Capote era conocido por su personalidad de contracultura, su presencia en la farándula neoyorquina, y sus mentiras de vez en cuando. Tan establecida esta su imagen, que no es raro pensar que Capote haya agregado o cambiado uno que otro aspecto de su libro para alcanzar un efecto dramático.


Un periodista de los noventa llamado J.J. Maloney, experto en casos judiciales, enfatizo en un artículo el hecho de que los retratos de los asesinos pudieron ser tergiversados para llamar a la compasión de los lectores. Maloney afirma que existe una gran posibilidad de que aquellos hombres fueran homosexuales y que Capote evitó estos detalles ya que buscaba la simpatía por parte del público hacia los convictos.

Otras de las polémicas que el libro dio pie para empezar, cuestionaba la moralidad de una obra que ofreciera entretenimiento a partir de la tragedia de otros. En 2005 el diario LJWorld publicó un artículo en que las hijas sobrevientas de Herbert Clutter, esperaban preservar la imagen de sus padres y hermanos. También mostraban su disgusto por su presencia en los medios y la manera tan frívola como fue tomado el caso en los medios.

Este tema lo toqué hace poco en el artículo sobre Serial. A pesar de que lo veo moralmente cuestionable, también creo que el «entretenimiento» pueda trascender esa identidad de marketing para volverse un objeto de reflexión.


Así creo pasa con A Sangra Fría. A pesar de que ciertas cosas puedan ser parte de una ficción, y a pesar de beneficiarse de un crimen tan atroz, pienso que la obra va más allá de un simple entretenimiento. ¿Quién se puede entretener con esto? Si bien el morbo es algo que está en todos nosotros, y lo que nos motiva en un principio a acercarnos a estas historias, al final es el sobrecogimiento de las reflexiones que genera el libro lo que nos mantiene leyendo. Es la proyección de la condición humana en momentos críticos. Eso es lo que nos llevamos del libro y también creo, te todo buen trabajo periodístico. 

No creo que la obra pierda valor por falta de veracidad, porque no creo que le haga falta. La investigación que realizó Capote fue de gran extensión y los datos señalados de fabricaciones son mínimos ante la inmensidad de información verídica que si nos ofrece. Al intentar algo nuevo, el autor buscó la mejor manera de adaptarlo, de novelizarlo, y uno de esos recursos fue la ficcionalización. Es la «primera» de su género así que creo que se le puede otorgar un poco holgura, especialmente con el precedente que estableció esta novela.

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